UN RECORRIDO POR EL TIEMPO QUE DESAFíA LO ESTABLECIDO

Un recorrido por el tiempo que desafía lo establecido

Un recorrido por el tiempo que desafía lo establecido

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Desde los 60, la minifalda dejó de ser solo moda para volverse símbolo. Ha representado una declaración audaz, un símbolo de liberación femenina y un espejo de los cambios culturales y sociales de cada época. Su evolución es un relato fascinante de la intersección entre moda, política y feminismo. En los 60, la moda vivió un punto de quiebre que cambió su rumbo. En medio de la agitación social, la música pop y una juventud ansiosa por romper con las convenciones, surgió la minifalda. Aunque hay discusiones sobre su autoría, Mary Quant, diseñadora británica, es aplaudida por hacerla popular desde su boutique "Bazaar" en Carnaby Street. La minifalda, caracterizada por su dobladillo significativamente por encima de la rodilla, fue una respuesta directa al conservadurismo de la posguerra. Fue emblema de juventud vibrante, libertad sexual y poder femenino. Fue estandarte de la "Swinging London" y conquistó a jóvenes de todos los rincones, desafiando reglas y provocando debates.


Décadas de cambio: diversidad y expresión personal


Con la llegada de los 70, la moda se diversificó y la minifalda mantuvo su lugar. Aunque no desapareció, convivió con faldas largas, pantalones acampanados y aires bohemios. La minifalda de los 70 se llenó de disco, mezclilla y cuero, para bailar hasta el amanecer. Los ochentas trajeron un resurgir para la minifalda con la cultura pop y los medios dominando. Las minifaldas se volvieron más ceñidas, en tonos vibrantes y con toques llamativos como medias de red y tacones. La putas bogotá bonitas moda de los 90 apostó por la sobriedad y el minimalismo. Cortes rectos, colores sobrios y tejidos suaves definieron las minifaldas noventeras. El grunge desafió la moda con minifaldas rústicas, cuadros y actitud rebelde. La minifalda siguió presente en los 2000, con influencias de la cultura pop y cortes más bajos. Actualmente, la minifalda ha sabido evolucionar y mantenerse vigente. Ya no se la asocia únicamente con la rebeldía o la juventud, sino que se ha convertido en una prenda versátil que puede ser elegante, casual, deportiva o incluso parte de un look de oficina renovado. La variedad es infinita: denim clásico, plisados colegiales, cuero elegante o estampados divertidos. Su éxito sigue vivo gracias a su versatilidad y adaptabilidad.

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